Gases de invernadero
Cualquier tipo de gas que se quede atrapado en la capa de ozono puede considerarse un gas de invernadero que contribuye con el efecto invernadero. Los gases de dióxido de carbono son los más comunes entre estos, comúnmente referidos como emisiones de carbono. El metano y el óxido nitroso son otros ejemplos de gases de invernadero. Usualmente, las emisiones son producto derivado de la quema de combustibles fósiles y de la ejecución de diferentes actividades agrícolas. Cada vez que quemamos combustibles fósiles, estos liberan carbono a la atmósfera. Este carbono crea un pequeño anillo invisible alrededor de la atmósfera, atrapando el calor que proviene del sol e incrementando la temperatura de la Tierra. Para ponerlo en otras palabras, actúa como una cámara de bronceado que se dejó encendida durante mucho tiempo.